lunes, 28 de diciembre de 2009

Cuadernos (IV)

POSTAL DE AÑO NUEVO

En la madrugada del 2010 se lee aún, a contraluz, palabras
viejas que vegetan en el aire. Impregnado de un ocaso, nace el
paisaje nuevamente. Y aunque todo sigue ocupando su lugar
no es el mismo de hace horas. Y aunque siempre fue así, que
todo cambia, me corresponde hoy descubrir su nacimiento
cotidiano: también amanecí extraño a mí mismo. No es que
tenga esa sensación, me pasa más bien que en este reposo no
logro sentirme. Sé que no soy el mismo en comparación al
que seré mañana y acaso sea el eco en el paisaje mi único
pariente, mi rasgo común.
Hay brisa, sólo eso es real. Todo lo que ella toca es apenas su
promesa. Al barajar las hojas caducas, al remover las manchas
de la luz. Existe y con ella el invierno tardío.
Está acá hoy para darle una palmada al hombre, para
arrojarlo lejos de sí. Si usara sombrero lo comprendería. Y
aunque nunca usé ni vi a nadie recogerlo del suelo,
perseguirlo por la plaza como a un gallo, doy un paso hacia
adelante.
---------------------------------------- *
Me cambio de esquina con frecuencia. Las cosas también.
Es un orden que se mueve y que está lleno como de música.
Yo no pertenezco a esas cosas que bailan y que son lentas e
invisibles. Es un orden alegre del que participan los sosegados
y los taciturnos, nadie más. Si tuviera un amor ausente lo
comprendería al punto. Me gustaría no estar en esta plaza
para desear que exista como es ahora, para estar con ella en su
intimidad sin detalles.
Me han demostrado que lo único real es el deseo. Y esa frase
que siempre me ha hecho miserable hoy es prosa, quiero
decir, triste pero inofensiva.
Ser un tanto triste me propongo ahora. De esa tristeza de
plaza vacía que deja ver lo que es salvajemente hermoso.
Elegiría los ojos del deseo para esto que es verdad y existe
como intersticio. Esto que es así y de repente. Esto que ritma
en mi extrañeza. He sentido que lo que existe acá me señala.
Estoy consciente de que así como hemos de soportar que
otros sean superiores a nosotros, hay días en que también
debemos soportar que la vida nos sea indiferente.
Me gustaría decir: soy un testigo sin forma interior.
Excusarme en la eterna distancia que esmalta lo cotidiano. Si
pudiera contentarme con todo los detalles. El primer brillo
trae su apego, no evado eso. Es una dádiva que también nos
vence y, como todo lo que sobrevive, ha forjado su juicio y ha
traicionado sus penas.
Hoy mi carácter es el de un recién llegado. En comparación
a otros días soy un extranjero. No tengo palabras vacías para
hospedar a tanta cosa viva que se mueve y celebra. Lo admito.
Quisiera en verdad no ser este extraño justo hoy, justo acá.
Me alivia pensar en mí como un pariente lejano que retarda
su viaje en otra ciudad, y le da por escribir esta postal horro de
nostalgia. Por cortesía apenas. Y que al ser oriundo de donde
no hay mangos ni plazas con gentes dormidas en su larga y
vecina madrugada, algo le inquieta. Pariente mío impuntual
que no puede sino adivinar que en otro lugar las cosas deben
ser como son aquí. ¡El incurable deseo de ser diferente! Éste
tal vez es el peor de los castigos.
-------------------------------------- *
He dicho que no tengo emociones y quizá no soy exacto.
No es eso. Casi siempre reconozco el sinsabor de los
comienzos. Al fin que es un privilegio eso de extrañar la sal,
eso de denunciar lo desabrido, lo crudo; en todo donde falte
o sobre un poco de color.
En cuanto a mí, me desmesuro con frecuencia: no sé mirar,
estarme quieto en estos ojos. No sé recibir el amor que dan las
cosas en cada interludio y todo aquello que nos afecta e
ignora. Acaso me tiene sin cuidado la ausencia de sentido
conque hoy rebosa el día y se acumula en mi esquina.
------------------------------------ *
Primero de enero de dos mil diez. ¿Qué es exactamente?
¿Qué decimos cuando hablamos así? Árboles perfectamente
desnudos en su verde en comparación con los árboles
vestidos que serán. Yo creo en ese frío que se anticipa en sus
hojas secas porque creo que el invierno es cuestión de suerte.
Es el recuerdo del verano lo que me convence de que este
Sol de enero no es nada. Es el presagio de la tierra lo que me
hace sudar. Imagino o recuerdo correctamente el mundo de
esta forma.
Que ventea con generosidad el año hoy como no volverá a
hacerlo en febrero ni en marzo. Acá todo es su anticipo o su
postergo. Veo el ecuador donde se quiebra el átomo. Todo me
da motivos de sobra para apuntar en un cuaderno «la virtud
es abstracta».
Lo único que tiene cara soy yo y estorbo al viento.
Quien opta cambiar el destino obra para él de todos modos.
Esta idea me autoriza como testigo.
¡Ah sí! Todo es porque ayer fue diferente y porque al ser se le
va volviendo extraño a sí mismo su modo de ser. Miro la
rama, el cerro, la ovación del chaguaramo, se van
traicionando sin saber que son mortales. Lo entendería
mejor si no estuviera despierto.
Bendita sea la costumbre de vaciarse. Y bendita la
incredulidad ésta de anotar lo pasajero. De sopesar lo
insignificante.
Brisa en la brisa, eso es lo real. Soplo y palmada sobre el
hombro de un hombre ausente. Esto es lo inédito: brisa y
hombre que nunca son los mismos al tocarse.
Ora porque regresa o se va o sueña estar en otra parte
deseando estar acá, el hombre no pudo ser hoja caduca
aunque su funeral sea más triste, no pudo ser sino hombre en
relación a ella, y brisa en relación a su fatalidad.
----------------------------------------- *
Amor, amor... yo no hago sino eso. Es primero de enero:
recojo hojas, compongo palabras y desde lo curtido veo esa
luz y ese reverdecer lugareño con que se visten y se desnudan
aquí los vientos... y digo que ellos en su vuelta más que
nuevos están desorientados. En eso se nos parecen: los vence
el tiempo. Lo entendería mejor si no estuviera escondido, si
no pudiera ver más que mi rostro entrecortado.
Luz abrasadora. Mi pelo está cayendo en este primer día, lo
noto, mi cuerpo desnudo en tu pasado, no obedece.
Palidecemos: vestimos la piel de un luto ajeno.
En esto soy como un viernes de año nuevo. Me pegan los
amaneceres. Pero como este día también yo soy gramatical, y,
como tengo la dicha de no ser el árbol que describo ni más
que él, doy otro paso.
Y como también creo en lo que veo porque estoy solo —da
esa casualidad— sonrío. Veo que estás por llegar y no tienes
prisa ¡ futuro vigor !
Sé que exagero si digo que ante ese pedazo de luz soy un
hombre nuevo. Uno en comparación a mi sombra, a las
palabras viejas y todo lo que vegeta en la brisa del paisaje.


285.

Todo escritor quedará reducido, tarde o temprano, a su
palabra. Esa vara con la que solía medir a otros.


286.

La poesía nos devuelve al estado metafórico de la realidad. Es
la realidad quien no se apega a nuestras visiones.


287.

Esta es la segunda vez que alguien me apunta con un arma.
En ambas ocasiones experimenté lo mismo: el clímax de un
desapego. Resulta contradictorio que en momentos menos
graves sea yo un cobarde. Vivir es un permanente simulacro.
Espeluzna. La muerte, en cambio, no contempla la cosa
humana: no se piensa ni se siente en la hora fúnebre.


288.

Antes de sumarme al día, un poco de M.F. Rugeles. Su Aldea
en la niebla, sigue siendo para mí una obsesiva lectura ¿Qué
interés puedo tener en unos versos sin geografía? Como
lector, estoy lejos de lo contemporáneo. W.S. dice con razón,
que todo poeta verdadero es un aldeano.


289.

Ciertamente, Briceño Iragorry tributó un pensamiento
eurocéntrico. Pero, contradictoriamente, fue un hombre de
pensamiento anti-imperialista. Resulta convulso juzgar así, a
la distancia, su obra. Me gusta entenderlo en su laberinto. Un
pensador verdadero es un diletante.


290.

Noche de insomnio. Cuando el agotamiento físico se vuelve
idea es imposible vencerlo con el cuerpo. Larga noche, sin la
posibilidad de asir un pensamiento propio. Me sirvió para
encontrar un fragmento de Dostoievski que había olvidado:
K: «...Cuando todos los hombres sean felices ya no existirá el
tiempo...». S: ...«¿Y dónde lo meterán?». K: «...el tiempo no
es una cosa sino una idea... desaparecerá en el
entendimiento».
(Los Endemoniados).


291.

X afirma: «Este poeta se sustrae de la realidad». ¡Vaya
disparate! Sabemos que toda persona es producto de su
realidad. Pero si hablamos de un poeta lo exacto sería decir:
he allí un vasallo de la realidad. A diferencia de los idealistas
como X, no hacen los poetas otra cosa que prepararnos para
la muerte. ¿Hay en el mundo oficio más realista?


292.

Ayer, un fuerte dolor de abdomen. Toda la noche tratando de
esquivar el malestar con aspavientos: imaginar, leer,
reflexionar, tortuosos intentos para conciliar el sueño. Creía
dominar el dolor yendo al más allá. Todo inútil. El cuerpo es
nuestro límite.


293.

Leo el manuscrito de X y siento admiración por la fuerza de
su voz, no por sus palabras. Un poeta no es necesariamente
un buen escritor, y éste es el caso de X. Lo suyo es la lucha por
la inmortalidad, apreciado por su violencia no por su técnica,
trascendería. Un buen escritor, en cambio, no hace sino
literatura. No se espere de él ninguna proeza.


294.

¿Qué me gusta de esta foto? No lo sé, no sé si me gusta esta
foto. Pero no puedo dejar de apreciarla pues con ella ha
posado también la indiferencia. Ah sí, eso me gusta ¡la
indiferencia que es la mejor manera de la furia!


295.

La infelicidad nos divierte ¿No es esto lo que ha demostrado
Beckett? No me atrevería a erradicar del mundo la espera
infinita, la imposible soledad, el espectacular abandono de la
naturaleza, etc.


296.

La música es la única tristeza capaz de consolar. Esto lo ha
demostrado la Quena, la Ocarina, el Chimbangle. ¿No es el
llanto también melodía irrevocable de la existencia?


297.

Para cumplir con un encargo de la revista L.E.M, dedico las
noches a Roque Dalton. Imposible no hundirse en los tristes
acontecimientos en que le dieron muerte. Hay días que no
debieron existir, como ese 10 de mayo del 75, cuando el ERP
tomó la decisión de ejecutar a este revolucionario. Para seguir
adelante rescato una de sus frases: «Aquí toda piedad es cruel
si no incendia algo».


298.

Es cierto, nos vamos desahuciando en el vivir. Mil pasos que
diéramos juntos hacia la felicidad serían apenas mil pasos. ¿Y
qué derecho tenemos de alterar la aciaga naturaleza que nos
contiene? Sin embargo, insistimos y vamos andando a fe de
que si alguna conquista habrá será el cansancio.


299.

Los órficos habían formulado con amplia vehemencia la
calamidad del cuerpo. Nada dijeron, ni ellos ni sus herederos,
de la humillante tarea de cortejar al alma.


300.

Hoy es muy difícil tener una lista negra: ya no hay a quien
odiar, o mejor decir, de la enorme lista de candidatos,
ninguna aversión da prestigio. Es fácil odiar a Coelho, por
ejemplo. Apollinare sí que supo escoger sus enemigos.
Incluso tuvo la valentía de guardar para sí una rosa.


301.

Identificar el futuro con el origen, éste es el error más común
de las doctrinas del hombre y el tiempo. La historia es una
narración cuya acción principal es inventar-se.
Es un sistema autárquico, a decir de Ortega y Gasset...
Inaccesible desde otra lógica.


302.

Indigna de nuestra confianza, la Historia nos va relatando
negativamente el devenir. Sólo en algo es humana: la
arbitrariedad de sus actos no tiene límite.


303.

La tristeza es un estado inorgánico, de ahí su carácter
invencible.


304.

Contra la voracidad del tiempo, cultivo la flor del tedio.


305.

Con el megáfono en la mano... Y un brillo de venganza en los
ojos. Se trata de una foto de 1999. Retrato perfecto de mi
carácter.


306.

No existe la palabra espejo. Existe el gesto y el nombre propio
de lo que ciega. La imagen dos veces, pero no existe la palabra
profunda y pura de decir espejo.


307.

Porque el espejo no es la materia prima carece de sonido
íntimo. Él es imitación y como doble de su doble es más
perfecto que la obra en bruto.


308.

Me preguntas, Séneca, de qué remedio me valgo contra el
diario hastío. Dedico mi vida a la administración pública. No
hay enseñanza tan profunda como la de insistir en lo inútil.


309.

El que colecciona espejos termina por enemistarse con el
mundo. Descubre que era cierto: hasta entonces vivía
abandonado.


310.

Lo que nos gusta de los espejos es que todo cuanto existe a
través de ellos, existe con una precisión absoluta. No hay
desmesura posible. Ante la imagen de la imagen podemos
sostener la mirada. Es el encanto de los espejos.


311.

En cualquier situación yo me decido por las apariencias. De
ahí mi apología a los espejos. Frente a ellos no se trata de ser
sino de estar.


312.

El alma vela en el espejo.


313.

El espejo es también un extraño campo de batalla donde el
enemigo se pierde de vista.


314.

Frente al espejo Narciso practicaba la resignación.


315.

Una dicha va a entrar al corazón pero vacila frente a esa cosa
negra que es la esperanza. Y entonces ya no entra.


316.

La renuncia es la más exacta de las disciplinas que puede
practicar un hombre. Se tiene talento o no se tiene. ¿Cómo
podemos estar seguros de nuestra vocación? Sólo el
cronómetro lo dirá.


317.

Como un cosa autónoma suele mi alma preguntarse «¿qué
vestiré mañana?».


318.

¡Súbita alegría! Descubro el peso inorgánico del corazón.


319.

De vuelta a la Aldea —y en verdad parece que es posible
volver. Traigo conmigo un espejo para no perderme, para
ejercitar el desapego.


320.

Me detengo a ver algunos videos de Los Residuos. Teníamos
14 o 15 años, estábamos más cerca del crimen que del arte.
Era la nuestra una rabia sin tema, un deseo ingobernable de
revertir la existencia. Luego vinieron las ideas, la música se
convirtió en un pretexto político. Nuestra violencia cobró
sentido: pasó de ser humana a humanista.


321.

Sufrir, ser vencido por un dolor. Escribir, dejarse atropellar
por la queja. Sólo en estas circunstancias he experimentado la
entrega.


322.

Con la brisa ha renacido la sensación mortal: ya no estaremos
acá cuando vuelva a soplar. Otros serán los árboles, los
testigos. Nuestro destino está unido por esta microfatalidad
que es la dinámica. La brisa, despojándome de mi
indiferencia, me ha olvidado. Yo sin brisa, sin viejos
testimonios, digo mis líneas: cumplo mi función orgánica.


323.

Yo amo las imágenes de la misma forma que un Órgano ama
el viento. Me hacen cantar, me libran de mi propia estatura.


324.

Arrojado al mundo por el azar de una fuerza disolvente, el
hombre es un converso en esencia. Nacimos para cambiarlo
todo. Padecemos una violencia consustancial. Crear o
destruir no es un dilema: es nuestra unidad perfecta.


325.

Amanecí abrazado a una estatua sin contornos. Un sueño del
que no debí despertar.


326.

Vivir con convicciones, ¡cómo envidio esa posibilidad! Mi
costumbre es caer con los dogmas. Tocar el fondo de la
parodia humana.


327.

Yo no sabría ya cómo adaptar mi alma a una idea. Manifiestas
al cuerpo como dos sensaciones inconciliables, cada cual
escribe su versión del conflicto.


328.

Me fracturé el dedo. Llevo tres semanas sin escribir! Sentiría
un alivio profundo si además pudiera no oír mis
pensamientos (lo que piensa un hombre con la mano rota)
Con todo, me siento a salvo de un yugo interior. Esta breve
pausa que es la libertad!


329.

Se pueden traicionar los sueños pero no el desencanto.


330.

Soy hostil con los ingenuos, por lo tanto, Dios no existe para
ninguno de los dos. ¿Es una metafísica deplorable y poco
convincente, la mía? pero ¿cuál metafísica no lo es?


331.

El salvaje que soy, no conoce otra selva que la sociedad.


332.

Codicio la indiferencia pero la sola idea me produce placer.


333.

Luchamos a diario por un poco de autocompasión.


334.

A estas alturas del Hombre, resulta estúpido pensar que la
verdad depende de la elección. Todo sesgo atenta contra la
fulana verdad. Elegir, tomar posición... es una fatalidad de la
que, por otra parte, no podemos escapar. Tal es la naturaleza
del individuo y tal el rigor de estar vivos.


335.

Me desvela mi propia incapacidad de desahogo. Continúo el
texto de anoche:
...De allí lo que Cioran gusta llamar «la dulce mediocridad de
los evangelios». Y es que la dos ideas signan nuestro fracaso
programático: La Verdad y El Ser. Dos cosas puras y por ende
vacías de concepto, de momento nos condenan a la irrealidad
particular: todos debemos escoger nuestro error. No hay
escapatoria, por ello no debía costarnos mucho el diario
ataque de sinceridad contra lo que nos sostiene.
------------------------------------*
Es ésta la génesis de la poesía... en el fondo la verdad es
incomunicable, como el vacío, y lo que principia con afán
dogmático desmaya (evito decir transmigra pues no hay
movimiento en lo que yo veo) y yace poéticamente. Es la
mistificación de la caída. Las cosas yacen en el vacío, no se
erigen. Resultaría liberador creer en esto físicamente, digo
bien: con todo el cuerpo. Pero es una verdad imposible.
La poesía no es la exégesis del mito humano, de la realidad
divina; es la máxima expresión de la impotencia viva, la oda
del fracaso metafísico. El canto desengañado. Basta de
predicadores y versistas, de lectores inocentes. Mejor
doctrina es el silencio y éste insiste en nombrarse acallando lo
demás. Nada más tranquilizador que el artificio, el reflejo: la
representación constituye una venganza. Y la venganza es la
mejor empresa (única por demás) que puede emprender el
hombre en este arrojamiento sin sentido.
Yo no ignoro, por ejemplo, que estoy hablando solo... pero
me sostiene la esperanza de que esto que escribo es la
metáfora de una bala perdida...inocente y certera cosa sin
destino.


336.

A casi todos los de izquierda ofende el Nobel que otorgaron a
Vargas Llosa. (inclúyome entre los resentidos). Pero después
de Obama y Liu Xiaobo ¿no debería estar ofendido el autor
de La fiesta del Chivo, por merecerlo? El Nobel no es a favor
de alguien, es en contra de muchos: Europa del Este fue
víctima del galardón. Y ahora China y la América del Sur no
alineada. Representante de la unicultura occidental, nadie ha
hecho más mérito que Vargas Llosa, cuya más cara obra
consiste en ser útil al Rey.


337.

Después de Sólo de tierra, me he dedicado a escribir sin fe
(esto equivale a decir: sin necesidad alguna). Esta confesión
ofendería al espíritu humano si aún vivieran lectores
vehementes. No ignoro que de existir el pecado éste sería de
orden capital.
338.
Hoy: primera jornada de fisioterapia. He comenzado a hacer
consciente el dolor de la mano.
------------------------------------------ *
Toda experiencia real comienza o termina en el sufrimiento.
Sacar una moral de este principio físico de la vida es lo que ha
hecho el Cristianismo durante dos milenios. De allí su
oscuro éxito. Únicamente ante el dolor nos rendimos y
entregamos todo, frases retóricas que se vuelven
acontecimientos sufribles.
NOTA: El amor es un sentimiento puro que se enfrenta, sin
posibilidad de éxito, a este principio.

339.

Hace nueve años X me escribió: «He dejado de leer tu
correspondencia». (Llevaba 11 meses sin escribir y yo
pensaba que no había una peor forma de la displicencia).
Escribir y no ser correspondido es soportable... ¡pero escribir
y que no te lean!

 
340.

«Dejemos hablar al viento», dijo Onetti, luego escribió las
mejores novelas de su generación ( y se salvó de la poesía).


341.

Algún día tendré que expiar cada palabra que he escrito. Lo
asumo como una condena justa. Sólo he callado ante la
pregunta «¿Para qué?»... ¿Este silencio me hará ligero el
castigo?


342.

¿Me pide usted X, que defina la modestia? Todo mundo sabe
que la modestia es la forma más cobarde de quererse. Por eso
insisto en elogiar la suya.


343.

Para no volverme puro evito tocar las palabras: digo una cosa
queriendo decir otra. He hecho de esto mi secreto mortal.


344.

De vuelta a México, comprendo que sólo he sentido
nostalgia verdadera en Teotihuacán


345.

La literatura se hace con palabras inexistentes primero, con
palabras innecesarias después. Es un ciclo perfecto. El poeta
escribe, piensa, se expresa, pero sobre todo calla a lo largo de
su vida y de su obra. Y ese silencio permite que la imagen (esa
que habla en la literatura) adivine el pensamiento del lector.


346.

Hay que edificar un nuevo anonimato para el hombre: la
onomástica o el gemido, el sordo ruido de la respiración.
Algo que lo identifique entre los vivos y nos explique que es
un ser sin importancia.


347.

Primera semana de fisioterapia: nada tan parecido a una clase
de francés.


348.

A la salida de la fisioterapia la doctora me ha dicho lo
siguiente: «Tiene usted un extraordinario umbral del dolor».
No lo dijo como un elogio, sin embargo me sonrojé: es el
mejor piropo que una mujer me haya dicho jamás.


349.

Hay que volver a las sectas (en el sentido más pagano del
término). Una fe de masas es viable en tanto que negación de
la vida humana. El cristianismo sacerdotal nos ha reunido en
torno a una casa vacía durante dos mil años, ya estamos
aburridos de ver el silencio de Dios. Hay que volver a los
ritos, en el sentido más profano del término. Que escupir el
suelo, por ejemplo, provoque la poesía necesaria y las
plegarias se digan cuerpo a cuerpo.


350.

Cuando Beckett dijo «en frente, lo terrible se hace risible»,
resumió toda su obra ¿Debió haber parado en ese verso?
¿Debieron otros seguir buscando su síntesis?


351.

CARTA DE UN AMIGO FURIBUNDO

Estimado Ch:

Ya que es imposible hablar, y los mensajitos son cortos, y los
dedos se cansan, y la paciencia rebosa, acudo a esta vía más
epistolar y antigua para expresarle mi afloración de
vulcanismos, aunque deba aguardar inútilmente una
respuesta que no llegue, o que un correo a caballo la traiga
desde Ocaña a lo largo de lluviosos meses, con peligro de su
vida, por las selvas de Berruecos.
Yo había puesto mi furor personal, como un Aquiles, al
servicio de eso que llaman un proyecto (lo cual no es más que
proyección luminaria, fútil y fugaz como la roja luz de los
faroles chinos), creyendo que una sociedad era posible.
Hoy comprendo más maduro y sensato que mi destino está
en la estepa y en las costras resecas del desierto del Gobi, al
lomo de camellos gastados y reacios que únicamente
obedecen la voz de orden musulmana, para desplazarse
imperceptiblemente en el vacío perpetuo de Gautama.
Retorno pues a mi furia singular y me retiro de la puta vida,
perdón, quise decir de la pública vida. Hagan ustedes sus
polis estagiritas, sus repúblicas aéreas y sus patrias bobas: yo
voy girando en la revolución de mis entrañas y en el
reembovinado de mis tripas sueltas, para tratar de hacer más
llevadera esta breve pero exasperante transición a la definitiva
muerte.
Renuncio, pues, unilateralmente como dicen, pero con
todos mis propios lados encendidos, a participar de la
manera que sea en la Feria de Y. No voy a legitimar con mi
presencia sus mediocres sortilegios ni su ilusorio y fatigante
reinado de un día.
Si la institución que usted preside aún requiere mis
servicios, sigo dispuesto a continuar mis faenas editoriales,
escribiendo de a poquito mi arte de la tapa (ya usted me ha
convertido en un «paperback writer», lo asumo sin pena), y
todo lo que pueda hacer juiciosamente desde la perdida de
antemano Línea Maginot de mi escritorio. Si ello no justifica
el desembolso que usted gentil y generosamente ha dispuesto
para mí desde sus menguados fondos, yo lo justifico y lo
tranquilizo diciéndole que desde ya estoy decidido a traficar
esclavos en Abisinia o a plasmar con pigmentos de tierra las
amorosas tetas polinesias en la Tahití más remota.
En cuanto a mi libro, que a usted le gusta, haga de él lo que
mejor le parezca; pienso con Borges y Foucault que ya
editado, un libro no le pertenece a quien lo hizo (aunque sigo
ponderando si valió la muerte del árbol sobre cuya pulpa se
vertió la tinta inútil, o si algo puede resarcir la mala
conciencia de haber traído al mundo un hijo del que no
puedo ser padre responsable).
Su amigo, convencido de que su juventud, ilusión e
ingenuidad pesan más que cualquier maldad en la balanza
del juicio, me despido afectuosamente de usted.
J.A.C.A.


352.

X quiere matar a Y. De lejos son dos hombres enemistados.
De cerca, el mismo hombre dividido.


353.

La inocencia es el pecado original.


354.

POSTAL PARA A.M.F.
Un desgano, que es verdadero y puro pues vive para sí, me ha
llegado al alma. Quiero decir: a no se sabe dónde, a qué lugar
preciso del cuerpo.
Es un desmayo antiguo y lento. Como el paisaje de la aldea
este desánimo me antecede. Y como lo seco me despide. Por
eso te digo: es algo verdadero y puro, como nunca fui.
Me siento vivo con el pánico que nunca es demostrable... Ya
sabes, amiga, me siento así y aunque sin fuerzas para celebrar
la finitud, no me es ajena la fiesta de lo moribundo. Conté las
horas, sobre todo medí el inconveniente que arrastran. Estoy
listo entonces para saber del olvido que dices... estoy listo
para ese paisaje sin «nosotros».


355.

Hay que retornar al disenso… y hacerlo políticamente.
Aprender a vivir aislados, dar el ancho de lo incomunicable.
Que, en cuanto a intereses, seamos autárquicos o
sordomudos. ¿No ha sido buena la experiencia con los
marcianos, perros y demás anacoretas? Amar al otro por
desigual y amar en ello nuestra rareza.
Volver, sí, al autismo de nuestro primer ancestro. Y que cada
cual sea un frío en el cuerpo del otro. Una constatación del
vacío… una mala premonición.


356.

Me informan que Carlos Andrés Pérez ha muerto de un
infarto esta mañana. Sentí vergüenza: ¡los dictadores no
pueden morir de muerte natural!


357.

Viento que soplas la vieja adivinanza, conque tú eres el 2011.
¿Qué puedo saber yo de mi destino? Nada, en absoluto. Salvo
que me es imposible reducir su tamaño.


358.

Leo a X y me desalma su aire forzadamente romántico. Su
nostalgia de campesino espurio. La poesía moderna suele
remitirse al sesgo del individuo trascendente. Ya no hay
poemas que canten a la prehistoria, al origen más abstracto: a
la inexistencia. Todos los poetas de mi edad beben de su
infancia la anécdota bucólica. Si no recuerdan: plagian. No
leeré en adelante a los nacidos en el setenta.


359.

Lo triste de toda guerra larga es que se vuelve impersonal.


360.

Todo lo que amamos está en riesgo.


361.

Una calle grande que te lleva a otra, una plaza para dar
vueltas, una esquina con un café, gente que va de paso, otra
que vive allí y que está como si aún no hubiera llegado del
todo. Todas las ciudades son iguales. Son, en esencia, lo
mismo. El viajero experimentado lo sabe, por eso no busca
cambiar de paisaje sino de espejo. Lleva en su maleta el deseo
ingobernable de la dualidad.


362.

Inauguré el año leyendo Viaje a Sandino de Orlando Araujo.
¡Qué tipo tan auténtico! Se fue a morir en Nicaragua y no
pudo, todo lo contrario: resultó más enamorado de la vida. Y
entre balaceras escribe sobre una piedra (que él llama el
escritorio de Dios) lo siguiente:
«Hay sol y vida y pájaros cantando, hay revolución y amor,
todo lo demás es destructible»
Y también esto:
«Siento que un turbio lago se adueñá de mi corazón y
siento un turbio corazón que me camina».
Cómo lamento no haber nacido veinte años antes. Voy a
escribir sobre este libro, pero qué consuelo es ése: ¡carajo
debimos haber sido amigos!


363.

Enero del ocio. Reviso las noticias a fondo. Me resultan
grotescos acontecimientos que para otros se han vuelto
cotidianos, en cambio, hechos como los que enlutan los
cielos norteamericanos hoy me parecen normales: sobre un
imperio no puede sino llover pájaros muertos.


364.

«Hacer una pausa». Nada tan difícil como esto. Resulta
cercano a la quimera esa de volver al origen.


365.

La vida es la lucha en sí: se necesita vigor hasta para rendirse.


366.

¿Dónde buscar fuera de las emociones? Escribir es un acto de
fidelidad.


367.

Preferir la veleidad del poema al absoluto de la idea. Sin que
sea una opción feliz.


368.

Dos inventos, desequilibrados y bellos, podemos celebrar del
hombre: el Yo y Dios. Artificios que nos distraen de nuestra
fatal irrealidad.


369.

Hoy creo estar lleno de vida. En lugar de vivir: alardeo. Pasa
lo mismo cuando los días funestos. Dos modos de amanecer,
distintos, que caben en el mismo saco de mi vanidad.


370.

Un entusiasmo de momento. Lo suficiente para reescribir
frases. Pues por lo pronto no hay necesidad de inventar otras.
Basta con presentir la vida (lo que de ella representa una
ventana), sin que haga falta otro esfuerzo adicional a ver. Ni
fe, ni duda. Entusiasmo que dispensa del método científico
ese de salir a la calle a vivir.


371.

La universalidad del Universo está constituida por la mirada
local, el ángulo desde donde logran verse las estrellas. Y aún
más: del dolor o la indiferencia con que se miran. Lo anterior
me permite afirmar: el universo es un estado de ánimo.


372.

Un artista debe hacerlo todo (sin ver límites) si quiere
pertenecer a una época. Únicamente quien exagera se vuelve
«real».


373.

Escribo un artículo sobre Juan Calzadilla para la revista A.L.
Había olvidado lo mucho que me gustaba su cinismo. Su
proyecto en el fondo es musical... lo suyo son ladridos en
partituras.


374.

No hay nada más turbio que el silencio. Todo sucede y se
desmesura pues, entre tanto, no hay orden ni tiempo. Nada
tan poco calmo, nada tan controvertido. La madera se sabe
guacal pero no grita.


375.

X: Usted abusa del lenguaje.
Y: Falso. Es el lenguaje quien abusa de mí.


376.

Sea que duerma profundamente o me desvele, amanecer me
resulta un acontecimiento. Me incorporo al día con la
vehemencia de un sobreviviente.


377.

El espejo es también la imposible transparencia de tu palabra.


378.

La transfiguración de tu sombra da la estatura al espejo. Y esa
forma ciega de mirar con fe. Y esa réplica que te hace dueño
del asombro y la indiferencia.


379.

Conseguir que los pensamientos se mezclen con el cuerpo.
Que su lenguaje sea la mueca y el parpadeo de los ojos. Es lo
que hacen los espejos.


380.

Esa abstracción del turbio que el espejo vuelve narrativo, es
lo que hace visible a la persona.


381.

El espejo nos hizo responsables del gesto. Nos hizo
«políticamente correctos».


382.

El hombre, predestinado al verbo, busca en el espejo su
tregua.


383.

DIÁLOGO CON UN HISTORIADOR
Yo: ¿Será muy impertinente de mi parte afirmar que en este
país los pensadores vienen de dos raíces opuestas: los bellistas
y los robinsonianos y que por ello los primeros son
pensadores de carrera y los últimos revolucionarios?
Él: No es una impertinencia sino una insolencia.
Yo: ¡Tanto mejor!
---------------------------------------*
Viajando con Leonardo Ruiz por los llanos occidentales
recibo una clase magistral sobre poesía y patria. Con él
comprendí que también los poetas tenemos dos orígenes:
Gerbasi y Enriqueta Arvelo Larriva. Los primeros heredaron
el título, los últimos , en cambio, el desafío.


384.

La función del arte es la de resignificar el alma, librándola de
los dogmas que la miseria política y religiosa erigen sobre ella.
¿Qué es el alma? Esta respuesta la dará el artista en la medida
en que elabora una consciencia sensible de sí.
385.
Releo Belleza y Revolución (el Ludovico Silva desconocido).
De todos sus aportes al pensamiento Marxista éste es el más
urgente ahora a efectos de derrumbar algunos viejos dogmas
que hoy trasvisten lo inédito.


386.

Vielsi Arias es, desde el punto de vista de la poesía, mi vecina.
Me gusta esa compañía remota que yo sólo había podido
sentir con mis contemporáneos Eduardo Viloria, Julio
Borromé y América Martínez.
A diferencia de los otros no le conozco más allá de estos
poderosos versos:

Regreso
Entonces quise verme,
quise volver con la puerta abierta,
pero la casa estaba vendida.
Soledad
Decíamos adiós para volver.
El camino terminaba con nosotros:
30 habitantes y una sola calle.


387.

Lo asfixian sus ideas, no sus palabras. Lo satura el vacío no el
acontecimiento. Lo excede el lenguaje no sus sensaciones (ya
escasas). Su presencia fiel no le alcanza y está condenado,
como una fórmula matemática, a la repetición.


388.

Preso entre cuatro horizontes/ pasé mi niñez entera/ después
descubrí un camino/ nacido al pie de la Aldea.... El orgullo
tachirense les impide ver en estos versos de Rugeles el axioma
de un fugitivo, el principio oceánico de las almas superiores!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cuaderno XXXI

                              Apuntes sobre el Haiku     *** Cuando no tengas nada que decir, escribe un haiku.    ***   ¿De qué hablamos en...