Buscando la pureza de la lengua en su origen olvidado, en las palabras en desuso, el poeta encuentra en sus profundidades rastros de una lengua extranjera. De allí que en cada verso se realice también un combate gramatical que a veces distrae del verdadero conflicto: ninguna lengua nos es propia.
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Escribir es darle cuerpo a las cualidades sin materia.
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Dar sentido. La expresión deja en evidencia que el sentido no existe. Queda claro el oficio del poeta y la vitalidad de la poesía. Su doble atributo (inútil y necesario) lo ubica en los márgenes de toda promesa.
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El conocimiento del No-decir o, mejor aún, de lo indecible, es todo el aporte del poema a la experiencia humana. De allí que deba leerse desde la fisura, desde la falla, desde el borde del ser.
1075
El poema es la escritura de la potencia y no del poder. Esto es reconocer su naturaleza múltiple.
1076
La historia de la humanidad está escrita con objetos, no con palabras. Son ellos la memoria que buscamos dentro.
1077
¿El verbo de la poesía?
1078
La poesía siempre está en el extremo de la lengua: hay que buscarla en el origen o en el instante previo a su final.
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El poema es la escritura de la potencia y no del poder. Esto es reconocer su naturaleza múltiple.
1076
La historia de la humanidad está escrita con objetos, no con palabras. Son ellos la memoria que buscamos dentro.
1077
¿El verbo de la poesía?
-Estar.
Y a partir de ese verbo el poeta usa todos cuantos crea necesarios para sobrevivir.
1078
La poesía siempre está en el extremo de la lengua: hay que buscarla en el origen o en el instante previo a su final.
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Para escribir un poema triste la tristeza no alcanza: es ágrafa -¿quién o lo sabe?-
El poema triste necesita palabras y las palabras siempre están de fiesta. Por ello, Neruda amenaza con escribir los versos aquéllos y no lo hace: fue el primero en averiguar que ni la tristeza ni las palabras ayudan.
- En tales condiciones escribir un poema triste requiere, fundamentalmente, un lector que ame la tristeza y se ponga de su lado. Para leer con tristeza un poema no basta saber leer, ni estar triste,