lunes, 28 de diciembre de 2009

Cuadernos (II)


94.

Que el mundo lastima sumamente y sin razón, de por sí no
explica nada. Doler es el natural de la vida, pero, este dolor no
se sirve del hombre sino de su moral. Primero rendimos culto
al dolor y luego es que sufrimos lo humano. Alejarse del
mundo no es una solución, también padecemos en el
aislamiento. No escapamos de esta agresión que nos hospeda.
Permanecer o huir no es un dilema. Sin embargo es más
honroso ser el autor de su propio sufrimiento. De ahí mi
admiración por el primer Anacoreta.


95.

El escepticismo se manifestó en mí como una euforia pasiva.
Lo asocio no con una anti-idea del mundo sino con la
sensación de volver en sí después del desmayo. Certeza de
que lo peor ya habría pasado.


96.

Signos Vitales: Cuando Dios se despide del convaleciente y lo
abandona a la suerte del Diablo.


97.

«No dejes de tallar tu propia estatua», nos sigue gritando
Plotinio, desde todos los martillos.


98.

RELOJ
El tiempo que en verdad existe es el tiempo de cada quien.


99.

Domesticar lo peor de mí y practicar la ironía. Si hago el
intento no es tanto para dar sentido a mi existencia como
para restárselo. Éste es mi voluntarismo ético…pasar del
sujeto al objeto y desde ese plano ver la vida pasar y
desgastarse. De Diógenes a la lámpara largo es el camino a la
perfección


100.

Y: ¿Por qué se quejan los autores de la crítica adversa?
X: Confunden su prestigio con el destino de los libros. Esto es
lógico, ambos provienen del mismo malentendido.


101.

Si la desolación pierde peso en mis escritos, me retracto de
inmediato. Yo pretendo hacerla soportable… ni simplificarla
con mi vista ni hacerla legible.


102.

Vivir sin Vergüenza: No avergonzarse ya de querer vivir.


103.

El peor de mis días. Permanezco en el cuarto, leyendo. Una
frase de Kafka me sacude: «El bien es, en cierto sentido,
patético».
¡Me ha mejorado el carácter!


104.

La página en blanco. Al fin una batalla que sólo depende de
mí.


105.

¿Por qué insistir todas las noches?...
— Sólo en la palabra somos invictos.
(Hasta un buen perdedor precisa un consuelo).
--------------------*


106.

No podemos acabar con el mundo. Si la termita pensara en el
bosque perdería el apetito. Haz como ella, no humilles tu
deseo apocalíptico.


107.

De niños teníamos el poder de olvidar. Gracias a la escuela
devinimos mnemotécnicos. Nos olvidamos de cómo olvidar.


108.

Cincuenta años de fracasos soportó El Quijote antes de
rebelarse contra una muerte solitaria. Esta es la parte «loca»
que me cuesta de todo el libro.


109.

Escribir impunemente… Leer soberanamente. La escuela
suprime el más mínimo derecho.


110.

Al escribir damos un sentido a nuestra voz —nos
expandimos en ella— pero al publicar perdemos toda
propiedad sobre lo conquistado. Ambas cosas son
liberaciones. En uno y otro extremo se constata el divino
aislamiento del ser. Escribir y leer… como inhalar y exhalar el
oxígeno de una soledad realizable.


111.

Otra vez Estanislao Z.: «Escribir es un desalojo», dice… Me
gustaría haber sido su alumno, seguir sus pasos: desertar de
todas las escuelas que el rechazó.


112.

Uno va andando por esta desierta hoja, sin señal de nadie.
Empuñando un mensaje a ninguno. Y al corroborar que
estamos solos, gritamos, gritamos, con la esperanza de
ahuyentar la ausencia.


113.

Por no leer, muchos llegan a sentir vergüenza. Es lógico pues
nos enseñan más el amor por lo último que por lo primero.


114.

Sólo se lee re-escribiendo. Llenando de huéspedes cada
nombre. Vale decir: sonando largamente en cada cosa escrita.
Lo otro no es leer sino mirar pasar el ruido ajeno.


115.

Estaba escribiendo sin oír que repetía en todas las líneas lo
mismo. Un gesto al fondo de las letras parece preguntar
«¿Para quién lo haces?» «¿Para quién lo haces?». Vacilo ante tal
incógnita. Siempre me ha atemorizado ese silencioso
lenguaje con el que se hace la vida.


116.

A estas alturas el único abismo que temo es al de la palabra
vacía.


117.

Escribir: ¡esa experiencia de mostrarnos! Con todo, no creo
que demande un ánimo supremo. Si yo insisto es por carecer
de fuerzas suficientes para desertar. Es por debilidad que nos
expresamos… Se puede abdicar a todo mientras se tenga la
palabra. Sin ella hasta la renuncia es un imposible. La palabra
es nuestro testigo y el placer de ser vistos es nuestra cadena
perpetua.


118.

Últimamente cuando escucho a alguien hablar de «pérdida
de libertades» me da la impresión de estar en frente de un
fascista venido a menos. De libertad puede hablar quien la
posee y en un mundo como éste sólo se es libre oprimiendo al
resto. Por eso los sediciosos preferimos hablar de liberación.


119.

Quienes a estas alturas prenden velas a la Revolución
Francesa, lo hacen para ratificar su desprecio a la Comuna.
Esta misma gente es la que degrada nuestra independencia al
estatus de Guerra Civil.


120.

Escuchar las razones de un amante celoso es percatarse de que
en su argumento habla la materia… No hay reproche
personal en su tormento. Lo mueve un profundo dolor físico:
que el otro también exista. Él es la víctima.


121.

De la fe conozco lo huidizo y no lo permanente. Comienzo a
creer en algo y ya es tarde: mis verdades terminan
calumniándome.


122.

Recostado en mi cama un domingo más, trato de pensar en
este instante que se hunde en la nada. No logro sopesar la
experiencia. Feliz de no ser ya como antes… consciente de
que se aproxima otro cambio fútil en mí, miro la caída del
tiempo y me aterra mi propia abulia. En otra época este
acontecimiento me habría exasperado. Compruebo que la
vida me ha calmado peligrosamente.


123.

La duda y la fe tienen el mismo efecto sobre mí: desmesura
sin destinatario fijo.


124.

¡Límites de la ciencia a estas alturas! ¡La naturaleza se burla
cruelmente de nuestra inteligencia especial!


125.

En algún momento de nuestras vidas nos sentimos
elegidos… predestinados. Es entonces cuando damos al
mundo lo mejor y lo peor.


126.

Hablar de sí mismo pero en un tono impersonal: eso hacen
los buenos poetas. No trivializar la queja. Como en las
tonadas llaneras, el poema debe ser autobiográfico y
anónimo.


127.

Leí que incluso Buda fue detestado por sus contemporáneos.
Jamás volveré a quejarme de mis detractores: su odio me
permite compararme con los superhombres.


128.

La mente humana es infinita, cierto, y por esa misma razón es
limitada.


129.

No voy a decir que un adulador es peor que un calumniador.
Diré mejor que no hay diferencia alguna. Así como toda
lisonja se sostiene en una falacia, la calumnia lleva inmersa un
halago herido. Provenientes de la misma ansiedad humana…
da igual si nos escupen o nos besan.


130.

Sólo los muertos tienen memoria. A nosotros el dolor nos
borra del tiempo.


131.

X: ¿Hay algo que permanezca idéntico?
Y: ¡La duda!


132.

El año pasado España otorgó a Puerto Rico el premio
Príncipe de Asturias. El mérito: mantener como idioma
oficial el español. Es decir, le premian porque a pesar de ser
desde 1898 colonia anglosajona, siguen siendo no obstante
propiedad de España.


133.

El presidente de Bolivia, Evo Morales, ha dicho a propósito
de la crisis ecológica lo siguiente: «la tierra es más importante
que el hombre». Veo en ello una espiritualidad superior. Ha
sido la idea del hombre, la desmesurada importancia que la
religión y la filosofía le han dado al género humano, lo que
nos aproxima a la catástrofe.


134.

Después de la poesía está el teatro. Me entusiasma no tanto
verlo como leerlo. Esa sensación de sentirte Creador en todas
las formas del conflicto.


135.

A la única persona a quien en verdad temo en esta ciudad es a
mi casera. Quince años viviendo en el mismo cuarto ajeno
me ha generado un apego irrevocable. Propietario de nada,
sin derecho alguno, duermo en mi cama como un viajero.
Sueño ser Raskolnikov, pero cada fin de mes la realidad me
humilla. Estoy en sus manos.


136.

Masacre indígena en el Bagua (Perú). Cientos de indígenas
que ayer protestaban contra la venta de la Amazonía hoy son
menos que cadáveres: los han desaparecido. Todo esto no por
orden de un Rey extranjero sino del gobierno criollo de Alan
García. Indígenas cazados al mejor estilo del siglo XVI. La
prensa española minimiza la tragedia por razones obvias. No
da crédito el otrora Imperio a una crueldad que los supere. A
un Genocida que le haga sombra a los Pizarro.


137.

«Vivir no es más que arder en preguntas». Así hablaba Artaud
desde su asilo voluntario. Lo hacía para un mundo que se
extinguía en respuestas. Hoy no hay ni una cosa ni la otra.
Tampoco un Antonin Artaud. Hoy vivir y morir es arder en
la nada.


138.

El infarto está lejos, la apatía no mata y el alma es un hueso
duro de roer.
— Escribir sobre tu muerte de momento es imposible.
Conformarse con escribir de La muerte… Inofensivo y
vulgar tema con el que sólo se puede hacer literatura.


139.

Si rehuyo algo esta mañana es a la jerga filosófica de anoche.
Estar en vela te lava el escrúpulo y el prejuicio. Puede que mi
charlatán interno me gobierne todavía, pero ¿cómo explicar
esta desobediencia ciega al lenguaje?


140.

Acabo de perder el archivo de un librito que estaba casi listo
en el que trabajé los últimos meses. Doscientas páginas se
hundieron en el olvido. Algunos escritos de mi adolescencia,
otros recientes. Lo cierto es que me había ilusionado el oficio
de reescribir, releer y recopilar. Ilusión que iba camino a
convertirse en una alegría tangible. ¿En qué estaba pensando?
Todos nuestros esfuerzos por controlar y planificar terminan
vencidos por el accidente; nuestras esperanzas no son sino la
invocación de una angustia ubérrima. Todo es gobernado
por la casualidad. Porque Dios es la casualidad.
Esto me ha dolido físicamente. Resentido más por las fuerzas
invertidas, los insomnios y el ayuno, que por las ilusiones
traicionadas, quisiera dormir tres días seguidos.
--------------------*
La cuestión ahora no es cómo ocurrió esto ni cuánto perdí.
Lo que me aterra es la posibilidad de volver a comenzar de
nuevo… pregunto por la magnitud de lo que aún podría
perder.


141.

Olvídate del hombre si quieres pensar en Dios, de lo
contrario harás teología. Dios no tiene nada que decir a una
mente religiosa. Todo su verbo suena en el instinto. Escucha
al mono que eres.


142.

¿Cómo se puede respirar todavía bajo el desencanto
absoluto?
(La vida carece de orgullo).


143.

Saramago acaba de afirmar que sin la Biblia estaríamos
mejor, y lo comparto. Sin embargo, debo confesar —pese a
mis convicciones— sentirme atraído por la categoría de
«Pecado Original». Saber que ésta no es sino una
denominación de la conciencia política del Bien y el Mal, me
entristece. Y cómo no… Un mito tan hermoso reducido a
dos vulgares herramientas de trabajo.


144.

El presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, ha contraído
la publicitada influenza AH1N1. Esta noticia me llena de
esperanza. Pensar que un virus podría enmendar la historia.
Si todo resulta según mi deseo, el próximo prócer
suramericano tendrá nombre de Pandemia.


145.

La desgracia de un amigo de infancia me ha desplazado.
Finalmente pude llorar. No reconocí un átomo de sal en mis
lágrimas. Nietzsche llama al nihilismo «inquietante
huésped». Yo diría: «insípido pozo que me hospedas».


146.

Los literatos se desgastan en dilemas (librescos por demás)
sobre lo nuevo, sobre lo viejo de la literatura. La ponderación
de estos estadios del lenguaje me tiene sin cuidado. Superar el
estigma católico de la palabra, sustituirlo por la espiral que el
primer hombre talló en la piedra. Para mi ancestro ir hacia
adelante o hacia atrás, carecía de importancia… el hombre
camina siempre desde lugares inéditos.


147.

Decir que el arte se nutre de su tiempo no explica nada. Es
necesario admitir que el tiempo se funda en el arte. Que la
rueda inventó al hombre y la imaginación no es sino un giro
de la naturaleza, un mecanismo de la creación. El tiempo
acontece, se repite y sólo así se hace presente en la obra de
arte, él es la fantasía tangible del lenguaje estético. Y el
hombre su instrumento eterno.


148.

Ramos Sucre, Jacob de la vigilia... aflojó los peldaños de la
escalera… fue un agorero insomne.


149.

¿Leerá alguien la palabra que busco entre tanta palabra
perdida?


150.

X: En conclusión... todo lo colma el equilibrio
Y: Sí, pero el equilibrio está colmado de vértigo


151.

He franqueado mis límites. Ayer me difamaron
«oficialmente». Semejante canallada en mi contra habría
provocado un grito prehumano en mi organismo. Suspiré
apenas y mi aliento no me supo a nada. ¿Ha hecho metástasis
el silencio en mí? ¿Me corresponde expiar el torrente de
palabras que una vez fui? ¿Estaré indefenso en adelante? Algo
es seguro: voy camino a la indiferencia.


152.

Ante un cuerpo desnudo vamos a ciegas necesariamente. No
con los ojos sino con el tacto copió el creador las formas
primarias del universo. Tocar es el plagio original y no el
verbo como pretenden los escribas.

153.

Ayer toqué fondo. Sentí mi alma y era flaca, cruda, desabrida
y fuerte... como un hueso.


154.

Todo poema es en el fondo un testimonio del conflicto
universal. Cada intento se inscribe en el ominoso momento
aquél en que todo se partió en dos.


155.

La imagen de la libertad que se nos vende es limitada. Un
acto de expansión, un vuelo, un estar en el espacio abierto,
etc. De ahí que los desmesurados, quienes desplazan y
atropellan, se justifican con el lema «soy libre». En cuanto a
mí, la libertad consiste en lo contrario: replegarse y
contenerse, limitarse al interior, ensimismarse. Preciso la
libertad no tanto para ser un hombre libre sino para ser yo
mismo.


156.

Antes de dormir: San Agustín y algunos poemas de T.
Transthrömer.
Porque evado el lado físico de una vigilia inexpugnable, leo.
Leer, ya se sabe, es mudar de alma.
No cuido de mí al tomar este riesgo: de la mudanza somos
cuanto se queda en la casa vacía.


157.

Se matan pájaros en este mundo. ¿Por qué? Es obvio que por
temor y venganza. Nadie ignora al hombre impunemente.


158.

Limpiando mi cuarto. Reparo en ese espejo: diminuto y
enmohecido, lo sostiene un clavo en ese rincón donde no le
da la luz. Lo que llama la atención —es como si lo viera por
--------------------*
primera vez— es que está ubicado por debajo del nivel
normal, a la altura del pecho. Todo el que se quiera ver ahí
debe inclinarse bastante. ¡Ser Narciso acá, es doblar el
espinazo ante su propia imagen!
Pienso en ello todavía. Es cierto que Narciso debía curvar su
cuerpo hasta agacharlo ante el lago; acaso éste era el precio de
su contemplación. La humillación de verse la cara. Quien
quiera admirarse de su propio reflejo debe aprender a
arrodillarse.


159.

Las tres grandes religiones monoteístas pudieran estar en lo
cierto. Con un Dios tan rencoroso y fuerte, ¿para qué
buscarse más enemigos divinos? Los ateos en cambio hemos
vivido en el naufragio metafísico a expensas de la ira de la
causalidad.


160.

Leo el diario de Sándor Márai (correspondiente al último
período de su vida: 1984-1989) Reafirmo mis sospechas: el
amor no es más que el acto mismo de reencontrarse. No
importa el para qué ni el con quién. Todo se consuma en eso:
volver sobre lo perdido. Verse de nuevo, con el mismo
asombro.
-------------------*


161.

Sí, la casualidad es el dios de los ateos. Porque las cosas
cuando son irrepetibles devienen sagradas. Todo se diviniza
en el arcano del azar. El tiempo en que las cosas pasan es
providencial. En eso se parece la casualidad al destino: la
clave está en saber recibir.


162.

En el juego de los contrarios se comete toda clase de errores.
Uno muy frecuente opone conceptos como Fantasía y
Realidad, por ejemplo. Realidad y Realismo, esta sí es una
verdadera dicotomía.


163.

Ya muerto, Hamlet habría tenido una pesadilla recurrente: la
resurrección


164.

Todo saber científico es una superstición consolidada. Un
prejuicio institucional, he ahí nuestro método para
comerciar con la verdad de las cosas. Acertar en la
incertidumbre es posible desde la intuición. Yo voy a tientas
de Chuang Tze a Maturana.


165.

Por el mal dormir de Constantino (sus pesadillas) somos
cristianos y no zoroastrianos, etc.


166.

Los inmortales que hoy nos acechan parecen desgastados por
sus costumbre y certezas… más que por el tiempo.


167.

Sólo los poemas verdaderos prescinden de su lengua tras
purificarla.


168.

Llamada de la U. de Oriente. Me otorgan el Premio Ramos
Sucre. No hubo euforia inmediata hasta que vino a mí,
precipitadamente, el siguiente pensamiento: «la infeliz cara
de mis enemigos». Ahora comprendo la utilidad de los
premios literarios.


169.

La vigilia y el sueño tienen la misma raíz: el vacío. En ambos
extremos del alma el conocimiento está al alcance. Escucha a
la serpiente nocturna.


170.

La estética es el valor de la sociedad... no el único pero sí el
universal.


171.

X ha enfermado de la piel. Se lo atribuye a su «trato directo
con los libros». No es descabellado. Los espíritus profundos
terminan lesionando a sus propios cuerpos. Pienso en el
poeta Cruz Salmerón Acosta ¡Si como la soriasis, pudiera
contagiarse también la inteligencia entre los epidérmicos!


172.

«Este filósofo está en lo cierto». Es decir: abandonó la senda
filosófica.


173.

¿Te alegra la caída de tus antagonistas? No te sientas culpable:
en el fondo no es alegría sino alivio físico.


174.

En las puertas de esta Aldea, alguien olvidó escribir:
«¿TIENES TALENTO? ¡ESCÓNDELO!»

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cuaderno XXXI

                              Apuntes sobre el Haiku     *** Cuando no tengas nada que decir, escribe un haiku.    ***   ¿De qué hablamos en...