domingo, 19 de julio de 2015

Cuadernos XIX

928


La imagen es al poema lo que el perro al amo ciego. El ritmo es al verso lo que el bastón al viejo. La respiración es a la palabra lo que el movimiento es al bailarín.

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ODIOSAS COMPARACIONES

X-El sabio cree.
Y-El artista crea.
X-El sabio descubre.
Y-El poeta reencuentra.
X-El sabio camina solo.
Y-El poeta camina con la soledad.
(…)
X-El sabio habla siempre.
Y-El poeta habla para siempre.
X-El sabio predica con su vida.
Y-El poeta predica con su futura vida.
X-El sabio enseña a morir  y trasciende.
Y-El poeta aprende a ser inmortal y tampoco muere.

930

Para que no dañara los adornos de la sala, mi madre me enseñó una ética: mirar con las manos, tocar con los ojos. Desde entonces hago poemas, es decir, rompo las cosas sin dañarlas.

931

En Venezuela no se es escritor, a menos nadie debía merecer el título, hasta que se dedica una línea a la interpretación de Doña Bárbara. Por suerte Orlando Araujo va adelante, cortando la maleza.

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OH, EL OFICIO

-Escritura fragmentaria: en la imposibilidad de decirlo todo, lo intentamos todo. Inacabada la idea, agostadas las fuerzas. En tu sesgo desmaya y aguarda el infinito.

-Escritura en prosa: has puesto un río entre el silencio y las palabras, un camino que nos divide en orillas y nos une en la alegre desmesura

-Escritura del poema: solo lo justo, medida de un deleite, estatura de un gran sí. A veces no alcanza el cuerpo enjuto, otras está de sobra.

-Escritura de lo inefable: palabra asediando la palabra, epístola sin remitente, confesión de nadie, inventario de inexistencias. Palabra que tiembla pero no dice: como una aventura que sin empezar aún se porta interminable

933

La queja es el paraíso de los bobos. Los bobos son la flauta de la queja. La música de los bobos pone a bailar el mundo. ¿El mundo? la más triste coreografía. 

934

Un lector entra al poema por el dilatado pasillo del lenguaje. El poeta, en una sincronía anómala, sale por el mismo lugar y no se encuentran.

935

El puente eres tú, autor, no tus palabras. Pasaron sobre ti no a través de tu presencia y todo para llegar a tus palabras, lejos de ti, a la otra orilla del vacío

936

El insomne es el sol de la palabra noche, etc.

937

Arturo Uslar Pietri, en una herida carta a su amigo A. Boulton denuncia cierta conspiración de silencios contra su recién publicada novela Las Lanzas coloradas. (...) Han tenido tres semanas para comenar y sólo han hecho alusiones de mera cortesía llenas de adjetivación banal. Denuncia y para que no quede duda, al menos en la intimidad, de que es consciente de ser dueño de una obra maestra por la que trabajó con honesta ambición, dice: cuando en un libro, con el tono certero y conmovido con que está hecho el mío, se ha desnudado el alma toda de un pueblo, los hombres que se creen antenas de esa alma no pueden guardar silencio. Confieso que esta carta me reconcilió con Don Uslar Pietri, a quien hasta entonces consideré un escritor correcto, incapaz de una desmesura humana. Tres semanas dio a sus lectores e intérpretes como a sus detractores ocultos. Sin duda, tenía urgencia no de reconocimiento literario sino de fervores idénticos, quedó con ganas de guerra, de librar él mismo, una. Tal vez  no era tanto una conspiración como un signo de malestar cultural: eran tiempos en que la palabra patria estaba en desuso, se volvió ininteligible como el pecado y como el pecado se escondió.


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La madruga lo oye todo. Todos oímos el silencio de su atención.

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Que hay demasiada poesía que para qué más poemas (dicen) y ellos mismos son la prueba de que la poesía es lo más escaso del mundo. Que tal vez ni ellos han visto un poema verdadero en su vida. Yo no los contradigo, que vivan abandonados en sí mismos. Lejos de la ausente.

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El verso libre hizo la modernidad del poema, luego el poema se libró del verso y dio un salto atrás: hacia sus orígenes: la inexistencia. Mirará de nuevo el fuego sobre la piedra de su casa: ¿metrará o no metrará, rimará o nacerá arrtimítca la historia del poema? ¿Recordará algo en la plenitud de su silencio?

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Si como se cree ahora, hay demasiados poetas en el mundo y en contaste poca poesía, no se busque más culpables: fue el poeta quien la arruinó para otros. Fue él poeta que se volvió periodista.

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El escritor debe ser justo en la palabra e injusto con su obra.

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Simposio sobre las influencias


Un escritor sin influencia, si existiese tal creatura, constituye un fracaso de la literatura puesto que ésta hinca su ser en la tradición

No aceptar pues las influencias es signo de mediocridad literaria.Una influencia es siempre una elección, sin elección no hay creación.

Yo digo, frente al espejo de la página blanca: Héctor Rojas Herazo, Ramos Sucre, Orlando Araujo, César Vallejo, y Antonio Mora, y me siento en Luvina como en casa... ellos saludan, amigo mío, y aunque nada tengan para darme, siempre me ofrecen algo de beber.

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Un escritor que maneje el lenguaje es, sin duda, un buen oficiante del verso. Pero uno que maneje también los silencios es un poeta. No porque lo segundo importe más que lo primero sino porque ambas artes, la del decir y la del callar,  su tensión radical, trasmuta el lenguaje: lo vuelve real.

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Nada tan infiel como el talento. Lo alojas en casa, le das la mitad de todo y cuando requieres una retribución de generosidad, te traiciona. Se va con otros, cuenta tus secretos, les da tu parte. El talento no es tu amigo, nunca lo estimaste tal, pero es verdad que su deslealtad es inhumana.

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Escritor: aquél que ve en el desierto una gran esperanza y la hace habitable. ¿Un demente, un delirante? No más que otros, no menos. En todo caso un obrero de sus delirios, un trabajador del desierto.

Moción de censura

La guerra habla con cadáveres. No le demos la palabra en esta asamblea, su discurso no se interrumpe. Que no hable, que proteste su libertad de expresión en la prensa, pero acá ha de tragarse su miseria. No vamos a permitir que haga de esta minuta otro cementerio. La guerra es como el rumor si no la escuchas se muere.

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Colofón preliminar

Hasta aquí este cuaderno. No tengo fuerzas para sostener este tono hasta el epigrama mil. Es lo malo de un banquete sin recetas: terminamos por inventármela, poniéndole nombre al adefesio gastronómico. Fragmento gourmet: sírvase lo que pueda,  el baño es sólo para clientes del restaurant. Quéjese sobre todo del aderezo, de la ración mezquina, pero dispense al cocinero, malpagado se entiende. Eructe si le gustó algo, también se vale. Vomite si quiere más, si su hambre es romana. O si se ha enfermado con estas ocurrencias refritas.

Yo obré con honestidad y con vigor. Fui un escritor en ese estricto sentido. Sea ud. un lector aunque no merezcamos el título. Yo tengo fe en su intento. 

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