1160
No se escribe en procura de una identidad sino, precisamente, para cambiar de rostro, de nombre, de lugar, en suma ,de certezas. La pregunta del escritor es ¿quién puedo dejar de ser hoy?
1161
Nuestros primeros pensamientos son poéticos tanto como nuestra incursión en el lenguaje. En pocas palabras nos hicimos conscientes mediante la experiencia poética. Desconfiemos de quien, para evitar lidiar con su propia intensidad, dice no saber nada de poesía. A ella se le puede amar o despreciar, lo imposible es ignorar lo que la poesía sabe.
1162
El poema cerrado señala el afuera. ¿Qué haces descendiendo a su interior?
1163
"Yo he cambiado" La frase esconde una sutil falacia: para ser yo, alguien, es preciso resistir la disolvente naturaleza del cambio. Sólo se puede cambiar no siendo. Como un nadie nunca como un yo.
1164
Un concepto es una decisión elevada al estatus de idea. Una idea es la voluntad enamorada.
1165
X- ¿Qué es la distancia?
Y- Es aquello que nunca se va
1166
El saber en la poesía es único, mientras que en la filosofía es universal. ¿Hablamos del mismo conocimiento? Sí y también de la eterna diferencia que puede existir entre una forma de estar enamorado y otra.
1167
Quien a cierta edad no ha podido decir el mundo a su manera, es un desdichado. En verdad: pobre de aquel que no haya memorizado con sus propias palabras al menos un instante estremecedor de su vida.
1168
X-¿Qué las hace únicas dentro de un poema?, ¿por qué suenan diferentes dentro de ese estremecimiento? A fin de cuentas ellas siempre existieron y hubo casos donde se unieron formando una frase. ¿Qué es lo que hace verso al verso?
Y-El coraje de saberse necesitado del todo, como todos, y decirlo como uno.
1169
A propósito de mis trabajos en la administración pública, cierta vez me preguntaron ¿qué hace un poeta en ese cargo? Estaba fuera de las lides de la burocracia cultural y esto desentonaba de un modo que yo mismo no podía dar cuenta. Reconocí en la pregunta la ironía vulgar que hay frente a la poesía y a la figura propiamente del poeta.
¿Tienen los poetas un lugar concreto en el mundo y fuera de éste su presencia es aún más molesta, ridícula o, precisamente por carecer de sitio sería más frecuente de lo que creemos esto de que el poeta "usurpe" otros roles en la vida pública?
Si la pregunta no entrañase un desdén por el 'oficio de poeta' hubiera estado animada por una duda legítima ¿qué hace un mal poeta ejerciendo ese cargo? Hablaría muy bien del curioso aunque la sentencia pudiera ser rebatible.
Pero no. La poesía como palabra y el poeta como categoría lejos de definir algo, comienza a denotar nada. No significa que esté desapareciendo del juicio común, esto sería un mejor destino, sino que su uso lleva implícita la devaluación y la inutilidad absoluta. Sé que muchos reivindican esto último ante la teleología dominante: es decir, la inutilidad de la poesía. Desde el punto de vista semántico me parece audaz afirmar así su ingobernabilidad en un mundo donde la utilidad es sumisión falsificada. Sin embargo no es suficiente si lo que nos proponemos es la supervivencia de la poesía en tanto que potencia pura en tiempos de languidez. Que la presencia del poeta asedie la norma claro que habla muy bien de su inmanencia peligrosa pero también de lo minúsculo de la cultura.
1170
¿Y si el pensamiento es la niebla misma: no llega a nosotros para aclarar - como lo plantea la tradición occidental- sino para velar la nada? la palabra sería una sola con lo inconmensurable: el comienzo de una reconciliación con Parménides.
1171
Si te vas que sea para hallar nuevos ojos pues los países que verás son al fin y al cabo siempre los mismos.
1172
La experiencia es la hondura de la idea. No se puede pensar profundamente en algo sin vivirlo del todo.
1173
Comparado con lo que evitamos decir, todo lo escrito hasta ahora resulta inestable. Lo indeleble, lo irreversible es el silencio.
1174
Llevo un año y medio retomando la disciplina del Haiku. Es el tiempo que dura un viaje de vuelta a cualquier punto de nuestra vida consumada: lo que cuesta su desentierro, su reconstrucción y el dilatado acomodo de nuestra diferencia, esa diferencia que somos hoy. Desde la publicación de Pequeña tierra, lo que pensé era sólo un ejercicio de reescritura, se volvió hábito, si se quiere, terapéutico. En verdad es la única forma que encuentro para salirme de mí mismo, de figurarme un espacio aparte, sin promesa, sin nada. Lo que normalmente es contención en la escritura breve y contemplativa es estallido, liberación, levedad. Transcribo esta serie alusiva a las guerra:
***
Desangrándose
herido de olvido
mi oponente.
***
Larga jornada,
el campo de batalla
se ara solo.
***
Cerca del trigo
aguardando su turno
tiembla el viento
***
Lo dejé todo.
Un país es un barco
propiedad del mar***
El Samán cayó,
como un guerrero más,
panteón de aire.
***
Parece hierba
la sangre del héroe:
brota y sube.
***
Día tras día
la verdadera guerra
nos sobrevive.
***
Empujando al
viento la hoja seca
vuelve al árbol.
***
Ganas de cantar
las del papel en blanco
y lo silencian.
***
Decirlo todo
El mundo efímero
no tiene nombre.
Decirlo todo
El mundo efímero
no tiene nombre.